Ferrari F1, decepción y confusión: lo que no funciona en la Scuderia

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Desarrollos ineficaces, manejo difícil de los neumáticos: la brecha de rendimiento debe cubrirse de inmediato para no tener que perseguir incluso en 2024
Después de 7 GP, poco menos de un tercio del campeonato, todos tenemos la idea de que conducir Ferraris es muy difícil. Y que solo hay una cosa aún más difícil: explicar qué diablos no está funcionando. Porque uno de dos: o los pilotos realmente no entienden una mierda y ni siquiera el jefe de equipo puede ir mucho más allá en términos de comprensión, o hay verdades inconfesables y encubrirlas se vuelve GP tras GP más improbable. De modo que todos, Fred Vasseur, Charles Leclerc y Carlos Sainz se ven obligados a escalar paredes aún menos adherentes que el asfalto inundado. La sensación es desoladora porque, con 15 carreras aún por inventar, el objetivo que pensábamos que podíamos perseguir ya no es imaginable. Parecía que lo peor era quedar impotentes detrás de Red Bull, nos encontrábamos en la cuarta fuerza, no solo por detrás, sino incluso separados de Mercedes y Aston Martin que tienen respectivamente 52 y 34 puntos más. Los dos pilotos, sexto y séptimo, tienen menos de un tercio de los puntos de Max Verstappen. Una situación inimaginable, además de en absoluta discrepancia con los tonos y proclamas del inicio de temporada. Y, lo que es peor, la situación no se debe a episodios desfavorables, estrategias equivocadas o inseguridad, sino precisamente a falta de rendimiento. En Maranello lo siguen definiendo como inconstancia, aferrándose a las muchas veces buenas actuaciones en calificación, aunque siempre son anuladas en carrera. Sin embargo, es un hecho que los desarrollos preparados para el GP de España no solo no reportaron beneficios, sino que se perdieron en la actuación más desconcertante del año.